Este artículo es una crítica a la Observación General n.º 1 (2014) del Comité de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, relativa a la interpretación correcta del artículo 12 de la Convención de Naciones Unidas sobre las personas con discapacidad.Con esta Observación, el Comité asume una ideología sobre los derechos de las personas con discapacidad que no es comúnmente aceptada. Esta ideología se basa en las tres tesis siguientes: 1) se apoya el “modelo (...) social” de la discapacidad frente al tradicional “modelo medico”; 2) no se considera a la discapacidad un mal (o un daño) o, incluso, se afirma su valor positivo a través de la noción de “diversidad funcional”; y 3) se tratan conjuntamente todas las formas de discapacidad, en particular no se distingue, para interpretar el art. 12 de la Convención, entre la discapacidad mental y otros tipos de discapacidad. De acuerdo con el Comité, se trataría de un “cambio de paradigma” exigido por el respeto a la dignidad de las personas con discapacidad. En el texto se critican estas tesis y la concepción de la dignidad subyacente. En opinión del autor, no cabe prescindir del concepto biomédico de enfermedad y discapacidad, es necesario tratar de forma diferente a las discapacidades mentales de otras que no suelen conllevar incapacidad para tomar decisiones, la enfermedad o la discapacidad sí cabe entenderla como un mal o un daño (que debe ser superado) pero no entraña un desprecio moral para el enfermo o el discapacitado y, finalmente, es un error reducir la dignidad a la autonomía personal. (shrink)

Este artículo establece un marco para considerar los aspectos éticos relacionados con el tratamiento involuntario en personas con: a) una discapacidad intelectual o del desarrollo; b) un impedimento neurológico progresivo, y c) un estado mental comprometido desde el punto de vista del cuidador. Los diferentes momentos de decision de los tres grupos se describen aquí, así como los impactos potenciales en los cuidadores respecto de las decisiones de los pacientes.Mientras hay algunos aspectos de las capacidades que pueden variar (...) entre estos grupos, otros son transversales y comunes a ellos. Es importante recalcar que todos los cuidadores requieren ser reconocidos y apoyados en las funciones que realizan. Necesitan, por ende, información basada en evidencias y de fuentes confiables sobre las opciones disponibles, para cumplir el rol queles toca y ver cómo velar por el propio cuidado de su salud y bienestar para, así, poder cuidar mejor a las personas con las que conviven. (shrink)

El concepto de trastorno mental permite justificar intervenciones médicas, psicológicas y judiciales. Además, facilita a la/el consultante acceder a tratamientos mediante reembolsos o programas de salud pública, y por otro lado, podría conllevar estereotipos sociales. No obstante, el significado de dicho concepto no ha dejado de suscitar debate. En el presente artículo argumentaré que los trastornos de personalidad, tal como son definidos en el DSM-5, no cumplen con los criterios de patología de las propuestas principales (i.e. teoría bio-estadística de (...) la salud, disfunción dañina, o entidad patológica) debido a tres razones independientes: (i) no se han propuesto dis/funciones a la base de cada trastorno y, dado el estado del arte de la psicología evolucionista, es poco probable que se pueda llevar a cabo ese programa en el futuro; (ii) el concepto de daño (distrés, perjuicio) aplicable a los trastornos de personalidad es constitutivamente social (aunque no exclusivamente social), por lo que resulta más adecuado hablar de grados de discapacidad que de trastornos del individuo; y (iii) que la ausencia de condiciones patognomónicas para cada trastorno, junto a la elevada comorbilidad y multimorbilidad entre trastornos de personalidad, horada la validez de la nosología actual y de los diagnósticos diferenciales. Propondré como solución la eliminación de los trastornos de personalidad de la nosología psiquiátrica. Eliminar los trastornos de personalidad no equivale a desconocer el sufrimiento de las personas diagnosticadas, ni a ignorar que dicho sufrimiento precede a, –y no acaba con la disolución de– la etiqueta diagnóstica. Por ello, se propondrá una reconceptualización de dicho sufrimiento en términos de discapacidad, entendida desde el modelo social, y que no presupone patología. (shrink)

Pretendemos abordar pedagogo português Faria de Vasconcelos (1880-1939) no contexto da Escola Nova, norteando-nos por uma pesquisa de metodologia hermenêutica na análise aos seus pressupostos pedagógicos sobre os problemas escolares e, principalmente a sua preocupação pela adolescência e jovens delinquentes, infratores e/ou indisciplinados. Recorremos conceptualmente aos seus textos (fontes primárias) e à sua obra compilada por Ferreira Marques, a fontes secundárias sobre Escola Nova e História da Educação em Portugal da época. O método hermenêutico permitiu-nos compreender os escritos daquele pedagogista, (...) na frágua da temática, quer pelo questionamento, quer pelo alicerçar dessa compreensão sobre (análise) o conteúdo a interpretar. Ou seja, a hermenêutica sendo a palavra, em que a correspondente interpretação vem sempre do texto, converteu-se em mediadora desse processo interpretativo. Os objetivos foram os seguintes: analisar os contributos de Vasconcelos ao estudo científico da criança/infância, em especial no seu desenvolvimento físico e mental, sob a influência da Escola Nova; compreender a sua análise à adolescência e delinquência juvenil, na relação que estabeleceu entre a inteligência (percentagens de deficiências mentais) e tipos de delitos/crimes cometidos. Pretendemos resgatar este pedagogo para a História da Educação em Portugal, divulgando os seus contributos em prole do estudo da criança, da adolescência e jovem delinquente. Palavras-chave: Faria de Vasconcelos; Adolescência; Jovem delinquente; Inteligência; Ideais Escola Nova. The analysis of adolescence and young offenders by the pedagogist Portuguese Faria de Vasconcelos: relationship between intelligence and types of offenders Abstract: Intending to approach pedagogue Portuguese Farai de Vasconcelos (1880-1939) in the context of the New School, we were based on our research for a hermeneutic methodology in the analysis of its pedagogical assumptions, especially about school problems and, especially, its concern for adolescence and young offenders or undisciplined. We use conceptually his texts (primary sources) and his work compiled by Ferreira Marques, to second sources on New School and History of Education in Portugal at the time. The hermeneutic method allowed us to understand the writings about this pedagogist, in the depth of the theme, either by questioning or by the support of understanding about (analysis) the content to be interpreted. That is, hermeneutics being the word, in which the corresponding interpretation always comes from the text, has become a mediator of this interpretative process. The objectives were: to analyse Vasconcelos contributions to the scientific study of children/childhood, especially in physical and mental development, understand their analysis of adolescence and juvenile offenders, in the relationship he established between intelligence (percentages of mental disabilities) and types of crimes/crimes committed. We intend to rescue the thought and work of this pedagogue for the History of Education, disseminating his contributions in favour of the study of children, adolescents, and young offenders. Key-words: Faria de Vasconcelos; Adolescence; Young offender; Intelligence; New School ideas. El análisis de la adolescencia y a los delincuentes juveniles por el pedagogo portugués Faria de Vasconcelos: relación entre la inteligencia y los tipos de delitos Resumen: Pretendemos acercarnos al pensamiento del pedagogo portugués Faria de Vasconcelos (1880-1939) en el contexto de la Escuela Nueva, guiándonos por una investigación de metodología hermenéutica en el análisis a sus supuestos pedagógicos, especialmente sobre los problemas escolares y, especialmente su abordaje a la adolescencia y jóvenes delincuentes y/o indisciplinados. Utilizamos conceptualmente sus textos (fuentes primarias) y el trabajo compilado por Ferreira Marques, además de fuentes secundarias sobre el periodo de la Escuela Nueva e Historia de la Educación en Portugal en la época. El método hermenéutico nos permitió comprender los escritos, en la profundidad del tema, ya sea cuestionando o por el apoyo a la comprensión sobre (análisis) el contenido a interpretar. Es decir, siendo la hermenéutica la palabra, en la que la interpretación correspondiente proviene del texto, se ha convertido en mediadora de este proceso interpretativo. Los objetivos fueron: analizar los aportes de Vasconcelos al estudio científico de los niños, especialmente en el desarrollo físico y mental, bajo la influencia de la Escuela Nueva; comprender su análisis a la adolescencia y los delincuentes juveniles, en la relación de la inteligencia (porcentajes de discapacidad mental) con los tipos de delitos/delitos cometidos. Pretendemos rescatar a este pedagogo para la Historia de la Educación en Portugal, difundiendo sus aportaciones a favor del estudio de los niños, adolescentes y jóvenes infractores. Palabras-Clave: Faria de Vasconcelos; Adolescencia; Joven delincuente; Inteligencia; Ideales de la Escuela Nueva. Data de registro: 10/06/2022 Data de aceite: 17/08/2022. (shrink)

¿Qué sucede cuando dos o más personas se encuentran en una situación de cara a cara? ¿Cómo se desarrolla la interacción cuando una de ellas comete una torpeza o presenta una discapacidad física o si está considerada como una enferma mental? Erving Goffman , de origen canadiense, ha intentado contestar a ese tipo de preguntas a lo largo de su vida investigadora. Resulta de todo ello una obra abundante, apasionante pero también controvertida, puesto que algunos analistas ven en (...) Goffman el mayor sociólogo de la segunda mitad del siglo XX mientras que otros consideran que sus análisis solo constituyen el reflejo de un punto de vista «pequeño-burgués» sobre la sociedad urbana americana. Este artículo presenta tanto la vida como la genealogía intelectual de ese sociólogo. (shrink)

EL LIBRO QUE PRESENTAMOS nace a partir de un proyecto de investigación y cooperación financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Apoyo a la formación de formadores y de investigadores en educación en Centroamérica, en el campo de la Teoría de la Educación. El objetivo final del proyecto ha sido la creación de un Grupo Internacional de investigación en temas de Teoría de la Educación, formado por profesores de Facultades de Educación de Universidades centroamericanas y españolas. (...) Entre las numerosas tareas que se han encomendado a dicho grupo una de ellas ha sido la de elaborar un texto de Teoría de la Educación para uso de estudiantes de grado. Todos los miembros del grupo son profesores universitarios y, por lo mismo, se ven implicados en la necesidad de elaborar disciplinas académicas que presenten y organicen, de manera sistemática, campos de contenidos actualizados. Todos esos campos de conocimiento se refieren a problemas que la educación y la formación presentan y que la época histórica resalta como particularmente relevantes. Pero, también, cada uno de ellos matiza la consideración de esos problemas desde las necesidades de los colectivos humanos con los que se encuentra comprometido. Son esas necesidades las que proporcionan la perspectiva desde la que llevamos a cabo nuestros estudios e investigaciones que, a su vez, suponen el capital en base al cual cooperar con el grupo en la transferencia de conocimiento y de resultados desde un punto de vista global y, más particularmente, en la elaboración de este texto. De este modo, el grupo, y el texto que presentamos, ha quedado aglutinado desde el interés común por la investigación y la reflexión sobre las cuestiones que la formación de los seres humanos plantea en los diferentes contextos de actividad pedagógica en los que cada uno de ellos se ve profesional y académicamente envuelto. Desde cada uno de esos contextos, afloran preguntas que enriquecen la perspectiva global desde la que interpretar los fenómenos educativos. No tomar en consideración las sensibilidades que alimentan los contextos particulares de formación puede llevar a que el tópico de la globalidad, derivado de las nuevas formas de transferencia de información, potencialmente valiosas, induzca formas de exclusión, intelectual y socialmente perniciosas. Porque podría llevar a tratar de construir una teoría general sobre la educación en la que se marginan situaciones reales, historias formativas que, por quedar excluidas, parcializan la perspectiva general, desde la que la formación de los seres humanos debe ser interpretada, por responsabilidad cognitiva. Pero, también las urgencias reflexivas y prácticas locales pueden justificar dejar de lado problemas que empobrecen el horizonte intelectual de la investigación posible y el estudio posible. Dos de estas sensibilidades quedaron explícitas desde el principio en el seno del grupo y marcan el devenir del texto. La primera se ponía de manifiesto desde países latinoamericanos donde la lucha contra el analfabetismo, la elevación cultural de la población adulta, constituye un objetivo prioritario en vistas al desarrollo cultural y social de la población; desde ellos, la movilización cultural de la comunidad resaltaba la importancia de las políticas educativas denominadas informales y el poliformismo necesario de los sistemas de acreditación cultural. Ello implica, para la reflexión teórica global sobre la formación, que el concepto de educación informal adquiere una relevancia teórica que todavía no ha sido asumida suficientemente, aunque se haya generalizado el concepto de educación a lo largo de la vida. Así como la urgencia general de reconsiderar globalmente las formas de acreditación cultural y la necesidad de mecanismos flexibles de reincorporación a los sistemas formales. Globalmente se advierte la importancia del concepto de cultura sostenible, porque en todos los países se presentan graves problemas culturales, de una u otra naturaleza, que sobrepasan la capacidad de los sistemas formales, mostrando que la formación, en vistas al comportamiento participativo y responsable, debe ser asumida como compromiso de toda la Comunidad, como un carácter de la ciudadanía madura. Esto lleva a reinterpretar y expandir el propio concepto de políticas culturales y a expandir el concepto de gobernabilidad; porque la promoción de la calidad de vida de las comunidades no depende únicamente de las políticas económicas, dado que globalmente no pueden garantizar la calidad moral del compromiso ciudadano. La segunda sensibilidad se ponía de manifiesto desde los miembros del grupo que trabajan en entornos de discapacidad o en entornos vitales vulnerados: disminuidos físicos o mentales, sujetos que han padecido maltrato o condicionados por la enfermedad. Si la formación es un requerimiento vital de todos los seres humanos, ese requerimiento donde mejor refleja su urgencia es precisamenteen las situaciones en las que queda más aparente su vulneración; por limitaciones históricas, biológicas o sociales. Son esas situaciones las que muestran, descarnadamente, que la formación compromete el proceso general de la humanización posible de cada ser humano. Estas situaciones deben incorporarse a la perspectiva antropológica general sobre la educación, desde el principio y por principio. Son esas situaciones, también, las que ilustran, por principio, que el proceso de formación forma parte del género de las acciones humanitarias, cuya consideración es indispensable para un proceso de humanización sostenible. Y son esas situaciones, marginadas o escamoteadas en la reflexión global, y que, de una u otra manera, se entreveran en todos los grupos humanos, en todas las culturas, en todos los territorios, las que delatan los puntos críticos por los que la sensibilidad moral detecta los aspectos insostenibles de la cultura, porque desvelan la vulnerabilidad y la vulneración de la condición humana. Profundizar en las razones y en los argumentos que justifican en la condición humana la plasticidad, que hace posible la vida saludable, en sentido global y pleno, lleva a la mejor comprensión de las razones por las que la condición humana, las condiciones de humanidad de la vida de los seres humanos, es vulnerable y puede ser vulnerada. La reflexión teórica y práctica sobre la formación, sobre la educación, busca descubrir las condiciones reales, de posibilidad y de límite, en las que en cada caso el proceso de humanización es posible y el compromiso humanitario es realizable. La reflexión sobre la formación, que busca perfeccionar el comportamiento humano, no puede soslayar la realidad aparente y generalizada por la que muchos seres humanos endurecen su sensibilidad, generan el maltrato o se satisfacen con la maldad. Es esta globalidad de perspectiva por la que el Grupo de Investigación manifestó y manifiesta estar interesado; al ponerla de manifiesto, comprobó que para alimentarla racionalmente debía situarse en un contexto interdisciplinar. Comprobó que la necesidad de alimentarla era poco discutible; pero, también comprobó, al mismo tiempo, que el esfuerzo intelectual necesario para implementarla era enormemente exigente. Que, por responsabilidad cognitiva, el investigador de la educación debe fomentar la misma apertura, intelectualmente abierta, que fomenta en sus estudiantes cuando le propone formación integral. La investigación en teoría de la educación reclama profundizar tanto en los mecanismos y procesos implicados en las mentes que se forman; profundizar, depurar y actualizar los contenidos de la formación que se propone; profundizar, depurar y actualizar en la gestión de los escenarios sociales reales en los que la formación se promueve. Es abrumadora la tarea; pero, también es capaz de satisfacer la más exigente de las curiosidades intelectuales. Exige una actitud abierta para el estudio, aunque las exigencias metodológicas de la investigación requieran de precisión y especialización en los problemas. Acogidos estos objetivos para elaborar el texto, el Grupo de Investigación ha tomado conciencia de la pluralidad de las líneas de investigación en las que cada uno se encuentra comprometido y de la necesidad de la reconstrucción permanente de su personal perspectiva global, mediante el respeto y la consideración pluridisciplinar de las aportaciones de otros de cara a la elaboración del texto final que presentamos. Ha quedado patente en la reflexión colectiva del grupo que las urgencias de responsabilidad local y personal consumían tiempo de reflexión abundante y que, frecuentemente, las demandas de proximidad limitaban la perspectiva, incluso razonablemente. Al confrontar las perspectivas personales elaboradas desde posiciones locales y personales diferentes se pudo advertir que el macroscopio necesario para reflexionar la formación de los seres humanos, la perspectiva global desde la que considerar la formación de los seres humanos, ha de encontrarse en los formadores, en los investigadores de la educación, en permanente estado de construcción; precisamente por hacerse sensible a todas las formas de exclusión. El Grupo de Investigación se propuso iniciar su recorrido, planteándose, desde la pluralidad de perspectivas personales, y en el marco de una sensibilidad abierta hacia la globalidad de la necesidad de la formación para todos los seres humanos, no tratando de construir un tratado cerrado, sino un programa abierto aunque fuese incompleto. Inició su andadura haciendo preguntas. Todos los miembros del grupo presentaron cuestiones por las que, desde su personal preocupación intelectual, se consideraban interpelados. Entre ellas destacamos las siguientes: • ¿Cuál es la importancia de la teoría de la educación en el momento actual? • ¿Existen las ciencias de la educación? • ¿Cómo integrar lo filosófico y lo pedagógico en el pensamiento educativo? • ¿En qué consiste elaborar una teoría de la educación cívica? • ¿Condiciones o características que debe tener un problema para considerarlo problema educativo del que se encargue la teoría de la educación? • ¿Por qué los seres humanos necesitan cultura para vivir? • ¿Por qué la cultura necesita ser acreditada en las comunidades de prácticas? • ¿Cómo se hace un malvado? • ¿Qué puede aportar la teoría de la educación a la construcción de una cultura sostenible? • ¿Cuáles han sido las principales corrientes internacionales de la teoría de la educación? • ¿Qué diferencia hay entre lo que hace un maestro y un músico cuando intentan enseñar música? • ¿Dónde está la cualidad educativa del trabajo de un profesor? • ¿Cómo cambia la concepción de aprendizaje en una cultura digital? • ¿Qué teoría de la educación y visión de ser humano para qué desarrollo? • ¿Hay una teoría de la educación para la educación no formal? • ¿Cuál es la teoría educativa que explica los procesos en los ámbitos no escolarizados? • ¿A quién le sirve la teoría educativa, al docente o al estudiante? • ¿Cuándo el formador de formadores está preparado para un cambio de actitud? • ¿Tiene vigencia la estructura escolar tal y como la conocemos? • ¿Hacia dónde va la educación? • ¿Qué factores determinan los cambios educativos en la actualidad? • ¿Cuáles son los marcos explicativos sobre el fenómeno de la educación y cómo han evolucionado? • ¿Es el discurso teórico educativo objeto de discusión de todos? • ¿Cobertura o calidad de la educación? • ¿Calidad u oportunidad educativa? Desde este listado de numerosas preguntas se discutieron afinidades y se decidieron 9 temas sobre los que centrar el texto: el primero de ellos gira en torno a los fundamentos y al desarrollo del pensamiento en educación; el segundo se centra en los aspectos antropológicos implicados en una teoría de la educación; el tercer capítulo versa sobre la construcción histórica y el reto actual de la teoría de la educación. Por su parte, el capítulo cuarto cifra su reflexión en el discurso teórico de la educación ambiental, centrándose el capítulo quinto en la teoría de la educación contextualizada en la Sociedad de la Información y el Conocimiento. El capítulo sexto hunde sus raíces en la problemática que gira en torno a la gestión del cambio y la innovación en educación; la especificidad de la función docente y las relaciones entre conocimientos temáticos y conocimientos pedagógicos es la temática que da cuerpo al capítulo sétimo, siendo el capítulo ocho fruto de diversas reflexiones e investigaciones en torno a los conceptos de inclusión y exclusión teniendo el derecho humano a la educación como hilo conductor. Termina el libro con un capítulo dedicado a la complejidad de los conceptos de cobertura, calidad y equidad en educación. El objetivo del libro ha sido el de re-crear un conocimiento en teoría de la educación, fruto de las investigaciones y experiencias propias de cada uno de los miembros del equipo en nuestros respectivos campos y grupos de trabajo, para así comenzar a construir un conocimiento compartido con posibilidad de transferencia. El fruto final que presentamos, base de todo el proceso que queda por desarrollar, son las diferentes respuestas a una batería de preguntas que hanservido de antesala, no sólo al primer libro que hemos hecho conjuntamente sino, sobre todo, a lo que será la futura transferencia de conocimiento por parte de este grupo de investigación. Sólo nos queda agradecer a la AECID el apoyo prestado sin el cual este texto y sus futuros lectores nunca se hubieran conocido. (shrink)

La enseñanza moral católica afirma que es necesario el consentimiento de los pacientes para autorizar las intervenciones sanitariasque les afectan, pero no especifica las condiciones para obtener dicho consentimiento o evaluar la capacidad de decisión. Aquí se presentan los artículos recogidos en este número que los autores han desarrollado a partir de las presentaciones que hicieron durante un coloquio reciente de la Asociación Internacional de Bioética Católica (IACB) celebrado en Quebec, Canadá. Contribuyen a promover el pensamiento ético sobre la capacidad (...) de toma dedecisiones y el consentimiento. De diversas formas, piden que se respete la dignidad de todos los pacientes y que se promueva su participación tanto como sea posible en la toma de decisiones sobre su salud. Consideran que la toma de decisiones es relacional y abarca una variedad de capacidades. Examinan el papel de los miembros de la familia y de otros partidarios de la toma de decisiones en la promoción de las capacidades de los pacientes, cuya condición de salud mental o discapacidad les impide a menudo cumplir con los estándares clínicos y legales típicos para la capacidad de toma de decisiones. (shrink)

El presente escrito tiene la motivación de arrojar algo de luz sobre una dificultad intrínseca a la función social que cumple el Derecho: el manejo de la diversidad. En particular, la diversidad psicosocial ha supuesto históricamente un obstáculo persistente a la configuración de un molde jurídico que permita incluir en él todo el espectro de la realidad. El argumento que vehicula la exposición es que el carácter irresoluble de esta tensión conduce a la criminalización de una subjetividad que escapa a (...) la pulsión normalizadora del sistema. Abordando las diferentes coyunturas que tratan, sin éxito, de disolver todas las diferencias en su seno se intentará demostrar la incompatibilidad de este proceso con la realización plena de los individuos. (shrink)

In this chapter I investigate the kinds of changes that psychiatric kinds undergo when they become explanatory targets of areas of sciences that are not “mature” and are in the early stages of discovering mechanisms. The two areas of science that are the targets of my analysis are cognitive neuroscience and cognitive neurobiology.

Causal theories of mental content attempt to explain how thoughts can be about things. They attempt to explain how one can think about, for example, dogs. These theories begin with the idea that there are mental representations and that thoughts are meaningful in virtue of a causal connection between a mental representation and some part of the world that is represented. In other words, the point of departure for these theories is that thoughts of dogs are about (...) dogs because dogs cause the mental representations of dogs. (shrink)

I describe and defend the view in a philosophy of mind that I call 'Normative Essentialism', according to which propositional attitudes have normative essences. Those normative essences are 'horizontal' rational requirements, by which I mean the requirement to have certain propositional attitudes given other propositional attitudes. Different propositional attitudes impose different horizontal rational requirements. I distinguish a stronger and a weaker version of this doctrine and argue for the weaker version. I explore the consequences for knowledge of mind, and I (...) then consider objections to the view from mental causation, from empirical psychology, and from animals and small children. (shrink)

For years a debate has raged within the various literatures of philosophy, psychiatry, and psychology over whether, and to what degree, the concepts that characterize psychopathology are social constructions that reflect cultural values. While the majority position among philosophers has been normativist, i.e., that the conception of a mental disorder is value-laden, a vocal and cogent minority have argued that psychopathology results from malfunctions that can be described by terminology that is objective and scientific. Scientists and clinicians have tended (...) to endorse the objectivist position, with some notable exceptions. (shrink)

In this volume, leading philosophers of psychiatry examine psychiatric classification systems, including the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, asking whether current systems are sufficient for effective diagnosis, treatment, and research. Doing so, they take up the question of whether mental disorders are natural kinds, grounded in something in the outside world. Psychiatric categories based on natural kinds should group phenomena in such a way that they are subject to the same type of causal explanations and respond (...) similarly to the same type of causal interventions. When these categories do not evince such groupings, there is reason to revise existing classifications. The contributors all question current psychiatric classifications systems and the assumptions on which they are based. They differ, however, as to why and to what extent the categories are inadequate and how to address the problem. Topics discussed include taxometric methods for identifying natural kinds, the error and bias inherent in DSM categories, and the complexities involved in classifying such specific mental disorders as "oppositional defiance disorder" and pathological gambling. -/- Contributors George Graham, Nick Haslam, Allan Horwitz, Harold Kincaid, Dominic Murphy, Jeffrey Poland, Nancy Nyquist Potter, Don Ross, Dan Stein, Jacqueline Sullivan, Serife Tekin, Peter Zachar. (shrink)

Here is an overview of what is to come. In Sections I and II, I will sketch two of the projects frequently pursued by moral philosophers, and the methods typically invoked in those projects. I will argue that these projects presuppose (or at least suggest) a particular sort of account of the mental representation of human value systems, since the methods make sense only if we assume a certain kind of story about how the human mind stores information about (...) values. The burden of my argument in Section III will be that while the jury is still out, there is some evidence suggesting that this account of mental representation is mistaken. If it is mistaken, it follows that two of the central methods of moral philosophy have to be substantially modified, or perhaps abandoned, and that the goals philosophers have sought to achieve with these methods may themselves be misguided. I fear that many of my philosophical colleagues will find this a quite radical suggestion. But if anything is clear in this area, it is that the methods we will be considering have not been conspicuously successful, though it certainly has not been for want of trying. So perhaps it is time for some radical, empirically informed rethinking of goals and methods in these parts of moral philosophy. (shrink)

Decades of research conducted in Western, Educated, Industrialized, Rich, & Democratic (WEIRD) societies have led many scholars to conclude that the use of mental states in moral judgment is a human cognitive universal, perhaps an adaptive strategy for selecting optimal social partners from a large pool of candidates. However, recent work from a more diverse array of societies suggests there may be important variation in how much people rely on mental states, with people in some societies judging accidental (...) harms just as harshly as intentional ones. To explain this variation, we develop and test a novel cultural evolutionary theory proposing that the intensity of kin-based institutions will favor less attention to mental states when judging moral violations. First, to better illuminate the historical distribution of the use of intentions in moral judgment, we code and analyze anthropological observations from the Human Area Relations Files. This analysis shows that notions of strict liability—wherein the role for mental states is reduced—were common across diverse societies around the globe. Then, by expanding an existing vignette-based experimental dataset containing observations from 321 people in a diverse sample of 10 societies, we show that the intensity of a society's kin-based institutions can explain a substantial portion of the population-level variation in people's reliance on intentions in three different kinds of moral judgments. Together, these lines of evidence suggest that people's use of mental states has coevolved culturally to fit their local kin-based institutions. We suggest that although reliance on mental states has likely been a feature of moral judgment in human communities over historical and evolutionary time, the relational fluidity and weak kin ties of today's WEIRD societies position these populations' psychology at the extreme end of the global and historical spectrum. (shrink)

In this paper, I want to show that the so-called intentionalist programme, according to which the qualitative aspects of the mental have to be brought back to its intentional features, is doomed to fail. For, pace Brentano, the property that constitutes the main part of such intentional features, i.e., intentionality, is not the mark of the mental, neither in the proper Brentanian sense, according to which intentionality is the both necessary and sufficient condition of the mental, nor (...) in its ‘watered down’ counterpart recently defended by Tim Crane, according to which intentionality is just the necessary condition of the mental. However, this does not mean that being mental is just a heterogenous category. For there may be another mark of the mental, i.e., consciousness, in the phenomenological sense of the property of being experienced. (shrink)

The theme of these is essays is what might be called, rather ambitiously, the nature of the human mind. Psychologists and philosophers both investigate the nature of the mind, but from rather different angles. Psychologists and neuroscientists investigate the actual mechanisms in the brain, the body and the world which underpin mental events and processes. Philosophers, by contrast, ask more abstract questions: for example, about what makes any process mental at all, or how mental reality fits into (...) the rest of reality. Psychology and philosophy are not opposed disciplines, but complementary, and the boundary between them is not sharp. The essays collected here address some of the most abstract philosophical questions, and barely touch on actual psychological discoveries. Nonetheless, I think everything that is said in this book is consistent with what psychologists have discovered and will discover. Where psychologists will want to disagree with things said in this book, their disagreement will be based on a difference of some philosophical opinion. What, then, is a mind? What is it to have a mind? What is it for something to be mental? We can all list the various states and capacities we have which we call mental or psychological: thought, sensation, desire, emotion, perception and so on. But is there something all these states and capacities have in common, which justifies us in calling them ‘mental’? I think there is, and that the concept of intentionality provides us with the answer. Intentionality is the philosopher’s word for the ‘aboutness’ or ‘directedness’. (shrink)

Free will, if such there be, involves free choosing: the ability to mentally choose an outcome, where the outcome is 'free' in being, in some substantive sense, up to the agent of the choice. As such, it is clear that the questions of how to understand free will and mental causation are connected, for events of seemingly free choosing are mental events that appear to be efficacious vis-a-vis other mental events as well as physical events. Nonetheless, the (...) free will and mental causation debates have proceeded largely independently of each other. Here we aim to make progress in determining how the free will and mental causation debates bear on one another. We first argue that the problems of free will and of mental causation can be seen as special cases of a more general problem, concerning whether and how mental events of a given type may be efficacious, qua the types of event they are---qualitative, intentional, freely deliberative---given their apparent causal irrelevancy for effects of the type in question; here we generalize what Horgan 1989 identifies as "the problem of mental quausation" (S1). We then build on this result to identify fruitful parallels between hard determinism and eliminative physicalism (S2) and soft determinism and non-reductive physicalism (S3). (shrink)

Counterfactual conditionals have been appealed to in various ways to show how the mind can be causally efficacious. However, it has often been overestimated what the truth of certain counterfactuals actually indicates about causation. The paper first identifies four approaches that seem to commit precisely this mistake. The arguments discussed involve erroneous assumptions about the connection of counterfactual dependence and genuine causation, as well as a disregard of the requisite evaluation conditions of counterfactuals. In a second step, the paper uses (...) the insights of the foregoing analyses to formulate a set of counterfactuals-based conditions that are characterized as sufficient to establish singular causal claims. The paper concludes that there are ample reasons to believe that some mental events satisfy all these conditions with respect to certain further events and, hence, that mental events sometimes are causes. (shrink)

I defend the view that strong psychophysical superveniences is necessary and sufficient to explain the causal efficacy of mental properties. I employ factual and counterfactual conditionals as defeasible criteria of causal efficacy. And I also deal with certain problems arising from disjunctive and conjunctive properties.

Due to several socio-political factors, to many psychiatrists only a strictly objective definition of mental disorder, free of value components, seems really acceptable. In this paper, I will explore a variant of such an objectivist approach to defining metal disorder, natural function objectivism. Proponents of this approach make recourse to the notion of natural function in order to reach a value-free definition of mental disorder. The exploration of Christopher Boorse's 'biostatistical' account of natural function (1) will be followed (...) an investigation of the 'hybrid naturalism' approach to natural functions by Jerome Wakefield (2). In the third part, I will explore two proposals that call into question the whole attempt to define mental disorder (3). I will conclude that while 'natural function objectivism' accounts fail to provide the backdrop for a reliable definition of mental disorder, there is no compelling reason to conclude that a definition cannot be achieved. (shrink)

This paper offers a modeling account of episodic representation. I argue that the episodic system constructsmental models: representations that preserve the spatiotemporal structure of represented domains. In prototypical cases, these domains are events: occurrences taken by subjects to have characteristic structures, dynamics and relatively determinate beginnings and ends. Due to their simplicity and manipulability, mental event models can be used in a variety of cognitive contexts: in remembering the personal past, but also in future-oriented and counterfactual imagination. As structural (...) representations, they allow surrogative reasoning, supporting inferences about their constituents which can be used in reasoning about the represented events. (shrink)

In the wake of Clark and Chalmers famous argument for extended cognition some people have argued that willpower equally can extend into the environment (e.g. Heath and Anderson in The thief of time: philosophical essays on procrastination. Oxford University Press, New York, pp 233–252, 2010). In a recent paper Fabio Paglieri (Consciousness in interaction: the role of the natural and social context in shaping consciousness. John Benjamins, Amsterdam, pp 179–206, 2012) provides an interesting argument to the effect that there might (...) well be extended self control, but that willpower does not lend itself to extension. This paper argues that Paglieri is right in claiming that previous attempts to extend the will are flawed. It then provides an argument for extending the will that does not fall foul of Paglieri’s argument and actually provides us with an even stronger case for extension than the one that Clark and Chalmers provide for cognition. (shrink)

This article considers the social construction of mental toughness in line with prevailing social attitudes towards success and dominance in elite sport. Critical attention is drawn to the research literature which has sought to conceptualise mental toughness and the idealistic rhetoric and metaphor with which it has done so. The concept of mental toughness currently reflects an elitist ideal, constructed along the lines of the romantic narrative of the ‘Hollywood hero’ athlete. In contrast, the mental and (...) moral virtues which should form the basis of mental toughness are often neglected when an athlete ‘fails’. Currently, mental toughness exists as a characteristic used to describe successful athletes and is only applied in hindsight. Finally, we recommend that the morally problematic association of mental toughness (within the media, society, and the research community) with ultimate success needs to be removed in order to rescue the concept from the elitist discourses which currently surround and suffocate it. (shrink)

Harman famously argues that a particular class of antifunctionalist arguments from the intrinsic properties of mental states or events (in particular, visual experiences) can be defused by distinguishing “properties of the object of experience from properties of the experience of an object” and by realizing that the latter are not introspectively accessible (or are transparent). More specifically, Harman argues that we are or can be introspectively aware only of the properties of the object of an experience but not the (...) properties of the experience of an object and hence that the fact that functionalism leaves out the properties of the experience of an object does not show that it leaves out anything mentally relevant. In this paper, I argue that Harman’s attempt to defuse the anti-functionalist arguments in question is unsuccessful. After making a distinction between the thesis of experiencing-act transparency and the thesis of mental-paint transparency, (and casting some doubt on the former,) I mainly target the latter and argue that it is false. The thesis of mental-paint transparency is false, I claim, not because mental paint involves some introspectively accessible properties that are different from the properties of the objects of experiences but because what I call the identity thesis is true, viz. that mental paint is the same as (an array of) properties of the object of experience. The identification of mental paint with properties of the object of experience entails that the antifunctionalist arguments Harman criticizes cannot be rightly accused of committing the fallacy of confusing the two. (shrink)

In his Psychologie vom empirischen Standpunkt Brentano proposed a view of consciousness that neither has room nor need for a subject of mental acts, a soul. Later he changed his mind: there is a soul that appears in consciousness. In this paper I will argue that Brentano’s change of view is not justified. The subjectless view of consciousness can be defended against Brentano’s argument and it is superior to its predecessor.

Rather than eliminate the terms "mental health and illness" because of the grave moral consequences of psychiatric labeling, conservative definitions are proposed and defended. Mental health is rational autonomy, and mental illness is the sustained loss of such. Key terms are explained, advantages are explored, and alternative concepts are criticized. The value and descriptive components of all such definitions are consciously acknowledged. Where rational autonomy is intact, mental hospitals and psychotherapists should not think of themselves as (...) treating an illness. Instead, they are functioning as applied axiologists, moral educators, spiritual mentors, etc. They deal with what Szasz has called "personal, social, and ethical problems in living." But mental illness is real. (shrink)

The social determinants of mental health with respect to the role of a person’s religiosity are examined in this paper, based on personal experience and a review of the literature. The objective is to hypothesize that religiosity can influence a person’s mental health through three factors: a sense of moral value, support from a community of faith, and exercise of spirituality. The Medline and SciElo databases were reviewed as of 1990, in English and Spanish, using the keywords: spirituality, (...) belief, religion and social determinants of mental health. The references related to the subject were taken into account as well. The article concludes that it is important in bioethics to incorporate the theme of religiosity as a factor in mental health, based on deliberative dialogue and considering the patient’s position as an interlocutor. It also is imperative to bear in mind the support provided by a community of faith that has embraced the virtues of solidarity and acceptance of others. (shrink)

In this chapter, I sketch the history of mechanistic models of the mental, as related to the technological project of trying to build mechanical minds, and discuss the contemporary debates on psychological and cognitive explanations. In the first section, I introduce the Cartesian notion of mechanism, which has shaped the debate in the centuries to follow. Early mechanistic proposals are also connected with early attempts to formulate the computational account of thinking and reasoning, upheld notably by Hobbes and Leibniz. (...) In the second section, associationist and behaviorist models of the mind are sketched, along with attempts to understand the neural system in terms of connections and associations. Early robotic models, built mostly by behaviorists and other students of animal behavior, are also introduced. In the third section, the focus is on early computational and cybernetic models of the mind. In the fourth section, I deal with computational models of mental mechanisms as proposed by students of artificial intelligence and cognitive science. Then, I sketch the contemporary debate over the question whether computational and psychological models are best understood as offering functional, or maybe mechanistic explanations. (shrink)

Mental body-representations are highly plastic and can be modified after brief exposure to unexpected sensory feedback. While the role of vision, touch and proprioception in shaping body-representations has been highlighted by many studies, the auditory influences on mental body-representations remain poorly understood. Changes in body-representations by the manipulation of natural sounds produced when one's body impacts on surfaces have recently been evidenced. But will these changes also occur with non-naturalistic sounds, which provide no information about the impact produced (...) by or on the body? Drawing on the well-documented capacity of dynamic changes in pitch to elicit impressions of motion along the vertical plane and of changes in object size, we asked participants to pull on their right index fingertip with their left hand while they were presented with brief sounds of rising, falling or constant pitches, and in the absence of visual information of their hands. Results show an "auditory Pinocchio" effect, with participants feeling and estimating their finger to be longer after the rising pitch condition. These results provide the first evidence that sounds that are not indicative of veridical movement, such as non-naturalistic sounds, can induce a Pinocchio-like change in body-representation when arbitrarily paired with a bodily action. (shrink)

A recent version of the mental file framework argues that the antirealist theory of fictional objects can be reconciled with the claim that fictional utterances involving character names express propositions that are true in the real world. This hybrid view rests on the following three claims: character names lack referents but express a mode of presentation, fictional utterances introduce oblique contexts where character names refer to their modes of presentation, and modes of presentation are mental files. In this (...) critical paper, I will argue that the proposed view runs into a number of theory-internal problems. These problems arise partly from the unclarities inherent in the notion of mental file, and partly from a mistaken semantics for character names. I will also argue that adherents of fictional realism can make use of the notion of mental file without encountering similar difficulties. (shrink)

The main thesis of this paper is twofold. In the first half of the paper, (§§1-2), I argue that there are two notions of mental representation, which I call objective and subjective. In the second part (§§3-7), I argue that this casts familiar tracking theories of mental representation as incomplete: while it is clear how they might account for objective representation, they at least require supplementation to account for subjective representation.

The English version of the first chapter of Erwin Rogler and Gerhard Preyer: Materialismus, anomaler Monismus und mentale Kausalität. Zur gegenwärtigen Philosophie des Mentalen bei Donald Davidson und David Lewis »Anomaler Monismus und Mentale Kausalität. Ein Beitrag zur Debatte über Donald Davidsons Philosophie des Mentalen« is a contribution to the current debates on the philosophy of the mental and mental causality initiated from Donald Davidson's philosophy with his article »Mental Events«. It is the intent of the English (...) version to give a response to the controversy among American, British and Australian philosophers in the context of a global exchange of ideas on problems understanding the mental. Contents 1. Preliminary Remarks 2. The Critique of Property-Epiphenomenalism and Counterarguments The Enlargement of Nomological Reasoning The Counterfactual Analysis Supervenient Causality 3. Are Mental Properties real or unreal?Things and events are fundamental entities in Davidson's ontology. Less distinct is the ontological status of properties, especially of mental types. Despite of some eliminative allusions there are weighty reasons to understand Davidson's philosophy of mind as including intentional realism. With it, the question of mental causality arises. There are two striking solutions to this problem: the epiphenomenalism of mental properties and the downward causation of mental events. Davidson cannot accept either. He claims to justify the mental as supervenient causality in order to thus integrate it into physicalism. But his argument at best proves the explanatory, not the causal relevance of mental properties. For this and for other reasons, Davidson fails the aspired synthesis of a sufficiently strong physicalism and the autonomy of the mental; a project whose realization is anyhow hard to achieve. (shrink)

The notion of singular (or de re) thought has become central in philosophy of mind and language, yet there is still little consensus concerning the best way to think about the nature of singular thought. Coinciding with recognition of the need for more clarity about the notion, there has been a surge of interest in the concept of a mental file as a way to understand what is distinctive about singular thought. What isn't always clear, however, is what (...) class='Hi'>mental files are meant to be, and why we should believe that thoughts that employ them are singular as opposed to descriptive. This volume brings together original chapters by leading scholars which aim to examine and evaluate the viability of the mental files framework for theorizing about singular thought. (shrink)

The organization of the text in Husserl’s Ideas II is notoriously difficult to follow. In its focus and in its method of procedure, it shifts back and forth from one attitude to another, from the practical to the theoretical and back again, the transcendental to the mundane, the naturalistic to the personalistic, and the scientific to the everyday. Furthermore, it exhibits a recurring tendency to double back and fill in something that the reader thought had already been established, and then (...) in other places seems to make assumptions that cannot be justified at the level of analysis on which the chapter purports to operate. The text is occasionally repetitive, often sketchy, and sometimes, it seems, simply contradictory. In this paper, I would like to examine two examples of such problems, one at the beginning of the Second Section, and one at the beginning of the Third and explain why the place they have in the text is appropriate after all and why the appearance of contradiction, at least in these cases, is an illusion. In each case, the issue concerns the status of mental events—one in the naturalistic and the other in the personalistic attitude—so that a few reflections upon these passages may also contribute to a better understanding of Husserl’ s view of the mental in general. (shrink)

Simonet, Emanuel Nicolas Cortes Victoria's new Mental Health Act 2014 came into operation on 1st July 2014. Corresponding with international standards, the new Act aims to strengthen the human rights of persons with mental illness. This is supported by the inclusion of a recovery framework which promotes a collaborative treatment approach, procedures that reduce the duration of compulsory treatment, as well as better mental health service oversight and safeguards. This article analyses and highlights these reforms from a (...) human rights perspective. (shrink)