Abstract
José María Vigil y Antonio Caso fueron dos defensores de la democracia liberal y de la posibilidad de un limitado, aunque efectivo, manejo consciente de los asuntos públicos y sociales dentro de los contextos adversos de México durante la administración de Porfirio Díaz y en el periodo post-revolucionario. Ambos autores basan sus posiciones en una crítica concerniente al positivismo y al determinismo social, que apuntaría hacia una manera de pensar muy distante del pensamiento subjetivista, aunque muy cercana a un “realismo directo” epistemológico que establece que el mundo no es de hecho una construcción subjetiva o intersubjetiva que debe interpretarse subjetiva o intersubjetivamente. Sin embargo, esto no es algo que pueda saberse a través de una copia mental o representación de sus entidades y procesos. Tal vez el defensor más evocador del realismo directo en la historia ha sido el filósofo escocés del siglo XVIII, Thomas Reid, un gran representante del “sensocomunismo” explícitamente recuperado por Vigil y reivindicado tácitamente por Antonio Caso.