Fundada en noviembre de 1962 por Progreso Alfarache, Comunidad Ibérica (C.I.) fue una publicación bimensual que alcanzó los 50 ejemplares. Su último número (49-50) apareció en 1971 compilando cuatro meses (noviembre-febrero). La revista dejó de publicarse por falta de capital; su director había dejado claro desde el primer ejemplar que la empresa cultural era una sin ánimo de lucro: «C.I. no es una empresa comercial». De ahí que sobreviviera gracias a las donaciones y a las suscripciones de sus lectores mostrando (...) coherencia con sus ideales libertarios. A partir del n.º 3 (marzo-abril 1963) se publicitó esa financiación en una pequeña sección denominada «Estado de cuentas de C.L.». Sus dimensiones eran de 22,5cm x 16,5cm y su número de páginas oscilaba entre las 64 de su primer número, las 35 del n.° 15 y las 132 del n.° 29-30. De los números 1 al 7 tuvo como dirección postal el apartado 13721 de México D.F. Fidel Miró fue su primer editor, con Francisco Romero de administrador. Progreso Alfarache -secretario del sindicato de la CNT en México- ejerció de director. El precio de la suscripción anual era el siguiente: 24 pesos para México, 2 dólares norteamericanos para el resto de países de América y 10 nuevos francos para Europa. La empresa que imprimía la revista era Talleres de imprenta de la Editorial Bartomeu Costa-Amic, ubicada en Mesones 14, México D.F. Como corresponsal adminis trativo en Europa, aparece M. Fabra, cuya dirección en Francia era 22 rue Plumet de París. Poco después de la muerte de Progreso Alfarache (acaccida el 20 de febrero de 1964), el equipo cambió. A partir del n.° 8 (enero-febrero 1964), Fidel Miró comenzó a ejercer como director, Feliciano Subero como administrador y como redactores permanentes encontramos a Francisco Romero, Jerónimo García Gallego (antiguo sacerdote republicano exiliado en Cuba), Adolfo Hernández, Antonio Villanueva (Aznar Soler, 2006: 622) y a José Moreno Barrancos. La nueva dirección postal fue Independencia 67-601 de México D.F. y el precio aumentó a 25 pesos en México, permaneciendo invariable para el resto de países (Álvarez, 2017). Por último, otra cuestión de carácter formal que tener en cuenta era el nombre de la revista. De él merece la pena destacar el carácter ibérico de la publicación (Roca-mora Rocamora, 1989: 55-56). Alfarache afirmaba en el primer ejemplar que los dos pueblos, el español y el portugués, sufrían bajo dictaduras a las que había que derrocar en común... (shrink)