Abstract
Este artículo intenta una mirada crítica al Concilio Vaticano II, desde la recepción de su enseñanza antropológica en la reflexión teológico-pastoral de los sínodos de la Diócesis de Temuco. Estos sínodos, celebrados en épocas distintas, y urgidos por diversas situaciones sociales y eclesiales, manifiestan propias acentuaciones, a veces hasta contradictorias, en la comprensión de la antropología conciliar. Es posible postular que estas propias acentuaciones tienen que ver en mucho con lo poco conclusa de la antropología del Vaticano II. De hecho los sínodos en cuestión beben de su riqueza, pero también reflejan sus vacíos y debilidades. Sin embargo, estos mismos sínodos son también testigos de que el Concilio sembró perspectivas novedosas y prometedoras, que, si son reconocidas y profundizadas, pueden contribuir a despejar muchas de las incertidumbres de nuestra época.