Abstract
Los puntos de partida y los recorridos de las filosofías medieval y moderna son a todas luces diferentes, pero en cambio las líneas ascendentes de ambos periodos filosóficos convergen hacia la persona como hacia lo más altamente real, sin que lleguen a poder asignarle de modo congruente el puesto que ella merece en el orden del ser y del saber. El obstáculo que impide llevar a término esas expectativas, aunque diversamente percibido por cada una, es común a ambas. En esta investigación se señala la posible conciliación de esas filosofías en el conocimiento trascendental de la persona, mediante el método del abandono del límite mental, que convierte aquel obstáculo en camino.