Abstract
Hay una creencia pertinaz en el sistema científico que postula la existencia de la diferencia sexual como una cualidad esencial, es decir, como una esencia natural. Este postulado mantiene, a su vez, que el cerebro es actualmente el órgano más adecuado para investigar esta esencia. El avance de la neurociencia, unido al advenimiento de las tecnologías de neuroimagen y a la importante inversión en investigación del cerebro desde finales del siglo XX, ha generado una considerable expectación en la comunidad científica y en el público en general respecto a las perspectivas de la investigación neurocientífica. Esto puede, en ocasiones, impedir el adecuado avance y consolidación de los conocimientos. Multitud de grupos científicos, laboratorios, universidades, centros de investigación, empresas privadas, grandes grupos editoriales y plataformas de publicación están inmersos en una carrera por descifrar el gran enigma del cerebro humano. Y la diferencia sexual es uno de los premios más codiciados en esta persecución. Varios miembros de la comunidad científica, representantes de diversas disciplinas y perspectivas, han advertido contra estos peligros potenciales. En este escrito abogo por una epistemología crítica que emplee un diálogo vigilante y continuo contra un esencialismo de la diferencia sexual. Me refiero a esto como guerrilla epistemológica». En este artículo presento el ejemplo del llamado neurofeminismo como guerrilla epistemológica. El objetivo de este trabajo es problematizar críticamente a través de este ejemplo un conjunto de investigaciones científicas en el campo de las neurociencias.