Abstract
El humanismo y la filosofía en el Renacimiento recuperan el ideal de la_ theologia poetica_, esto es, de un saber en el que se ocultaban, bajo un velo alegórico, verdades esenciales de naturaleza místico-religiosa. El poeta es, entonces, un filósofo teólogo, parte esencial de una tradición antigua que sirvió a los fines de la verdadera fe. En este sentido, la restauración del lugar privilegiado de la poética por parte de los humanistas clásicos fue funcional a la filosofía de Marsilio Ficino, un neoplatónico florentino del siglo XV, quien reconocerá en la figura de Orfeo al poeta teólogo por excelencia. Así, a juicio de Ficino, las obras de los poetas revelan la divinidad de manera alegórica bajo la forma de una_ teología poética,_ abriendo la posibilidad de una revelación ontológica de carácter profético. El objetivo del artículo es examinar el papel del furor divino en el pensamiento de Marsilio Ficino en relación con la experiencia mística y la concepción de teología poética.