Aposta 50:5 - 35 (
2011)
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Abstract
En 2006, tras una cuestionada elección, Felipe Calderón toma posesión como presidente de México y lanza una ofensiva sin precedentes contra los grupos traficantes de droga en el país latinoamericano, centrada en el uso del ejército. A 4 años y más de 30 mil muertes, el clima de inseguridad y violencia permanente permanece. El artículo estudia su historia, desmonta sus justificaciones y analiza sus múltiples consecuencias negativas. Detrás de la situación actual y el fracaso de la estrategia punitiva aparecen fenómenos como la crónica debilidad del Estado mexicano y el trastocamiento del orden informal local tras la llegada del Ejército. Por ello se aboga por el necesario término de una lucha centrada en lo punitivo y su cambio por una que incluya el aspecto social y preventivo del problema, que entienda las drogas como un asunto de salud pública