Abstract
La teoría evolucionista de Darwin, en la fecha de la publicación de El origen de las especies, atrajo inmediatamente la atención, pero no recibió unánime aceptación. Muchos la consideraron contraria a la ortodoxia religiosa y una amenaza que atentaba contra el orden ideológico tradicional. Otros la aceptaron con restricciones y otros la tomaron como verdad absoluta. Hay que reconocer que la opinión culta de la época victoriana era fuertemente conservadora y hostil a todo lo que se desviara de la ortodoxia. A esto hay que añadir que el planteamiento de Darwin violaba el concepto de Naturaleza hasta entonces reconocido; de tal forma que por parte de amplios sectores de la iglesia la reacción fue muy agresiva. Los debates y publicaciones acerca de este tema han cobrado especial visibilidad con motivo de la celebración, en el 2009, del bicentenario del nacimiento de Charles Robert Darwin.