Abstract
A comienzos de la década de los 80, el filósofo Gilles Deleuze aplicó la teoría de la imagen de Bergson expuesta en Materia y Memoria (1896) a la imagen cinematográfica con la intención de desarrollar nuevas herramientas conceptuales que, a través de un análisis de la historia del cine, permitieran poder delinear mejor tanto la relación cognoscitiva más allá de los presupuestos de sujeto-objeto, como una teoría de la comunicación pre-verbal no estructuralizada fonéticamente que superara definitivamente la concepción lacaniana del lenguaje. Si bien dichos análisis pueden ser vistos también como el establecimiento de unos principios alternativos a las teorías del montaje tanto de Vertov como de Eizenshtéin, el interés primario de nuestro paper se centrará en la redefinición de las categorías espacio-temporales que conlleva esta nueva teoría del cine esgrimida por Deleuze. Concretamente analizaremos cómo la nueva tecnología cinematográfica, especialmente en su desarrollo europeo de la segunda postguerra (Godard, Fellini, Syberberg, Tarkovski) supone una comprensión temporal por completo ajena a cualquier comprensión de causalidad lineal, teleológica o no, de corte cronológico. En su lugar, el cine en tanto que medio de comunicación propio del mundo metropolitano contemporáneo emplea unas categorías temporales más cercanas a conceptos como “acontecimiento” o “haecceitas”, que en algunos puntos lo acercan a la concepción del tiempo desarrollada por Walter Benjamin, pero que por otro lo relacionan directamente con formas aiónicas del mismo ya estudiadas por Deleuze en la década de los 60, y aplicadas al estudio del dadaísmo en la de los 70.