Abstract
La España ayer nacionalcatólica vive hoy el «después de» los atentados terroristas del 11-M. Esta forma atroz que tuvieron los integristas islámicos de hacer irrumpir el sacro en la esfera pública y el mismo giro laicista del nuevo Ejecutivo, ponen de manifiesto de modo bien distinto las enormes dimensiones del debate de fondo religioso suscitado en nuestra sociedad. En España, el sacro ha saltado nuevamente a la esfera pública poniendo en tela de juicio las consolidadas relaciones entre política y religión desarrolladas en la Constitución de 1978 y a partir de la firma del Concordato de 1979 entre la Santa Sede y el nuevo Estado democrático. Además, estas circunstancias se suman a dos hechos sólo aparentemente paradójicos: la creciente pluralidad religiosa y los procesos de secularización de la sociedad española. Por este motivo, estamos en condiciones de afirmar que, por debajo de las diversas medidas concretas de los programas políticos, en nuestro país se está desarrollando con una particular virulencia un gran debate de fondo religioso. Por eso consideramos que la “nueva” teología política de J.B. Metz sigue siendo un instrumento válido desde el que salir cristianamente a la palestra del pensamiento y del quehacer público. De este modo, el objetivo del presente estudio no es otro que considerar nuestro país en el interior del discurso teológico como un verdadero locus theologicus.