Abstract
No deja de ser peculiar que pese al notorio revuelo que genera el relativismo -el relativismo, así sin apellidos-, los juicios respecto de su efectiva presencia varíen de un extremo a otro: desde la sospecha rortiana de que jamás haya existido relativista alguno hasta la preocupación del actual Papa, quien no por nada acuñó la expresión "dictadura del relativismo". Fantasma o epidemia: hay filósofos que, sin ir tan lejos como Rorty, tienden al primer diagnóstico; hay otros que, sin estar tan preocupados como el Papa, están preocupados. Así pues, el relativismo genera una adhesión para nada evidente, no obstante el ruido que evidentemente genera. Se habla y habla del relativista, pero bien se lo critique voz en cuello, bien se lo defienda con sordina, la verdad es que no sabemos a ciencia cierta a quién se critica o defiende. "Relativismo" es el nombre de un punto de vista mantenido por alguien que carece de nombre. [Fragmento]