Abstract
Este ensayo se ocupa del tratamiento dado por René Descartes al descubrimiento de la circulación de la sangre hecho por William Harvey y sus diferencias respecto al papel del corazón en este proceso. Tomando distancia de la interpretación tradicional de la controversia, se concluye que, si bien Harvey fue un declarado aristotélico y Descartes un filósofo de estirpe materialista, los postulados de este último exhiben varios prejuicios escolásticos y una fuerte carga teórica en las observaciones. Por el contrario, la propuesta de Harvey, aunque inspirada en el Estagirita, termina librando a la fisiología de consideraciones propias del pensamiento de Aristóteles.