Abstract
Las sucesivas formas en que en la Argentina se encaró la modernización desde la época de la organización nacional hasta nuestros días, muestran un marcado desinterés por los problemas de la integración. Antes bien, tanto las políticas sociales y culturales internas, como las políticas económicas que fijaron la posición de la Argentina en el mercado mundial, favorecieron la desintegración y la exclusión de importantes sectores de la población, en lo interno; y en lo externo fomentaron la rivalidad con los países limítrofes y la tendencia a la desvinculación con otros países de América Latina. Todo ello dificultó la puesta en práctica de proyectos de integración latinoamericana y la formación de bloques económicos regionales. Las políticas educativas estuvieron a tono con esta orientación general, fomentando a través del curriculum y de los rituales instalados en las prácticas educativas cierta comprensión de lo nacional presentada como excluyente de otras posiciones abiertas a la integración. En esa línea lo nacional se opone a lo regional, lo “propio” constituye una barrera para visualizar lo “común”.