Abstract
El Post Scriptum kierkegaardiano da testimonio de que la condición propia del existente implica el dar un alcance significativo a la existencia por medio de un gesto interpelante. En la ocasión de la pregunta, el sujeto humano desvela su más genuina aptitud para indagar sobre la verdad de sí mismo y de su acontecer. De manera que el acto reflexivo procede como un ensayo que busca hacer del existir un acontecimiento revestido de sentido. En esta dinámica, se da una interacción sostenida entre el sujeto que pregunta y la realidad que sobreviene como un horizonte susceptible de ser significado. No obstante, esta relación entre el individuo que interpela y la realidad que acaece es asimétrica, pues ésta última es inabarcable y puede sobrepasar el intento del existente por significarla. A pesar de ello, el sujeto humano no queda inerme del todo, y recurre a su aptitud interpelante para hacer de su realidad concreta un hecho que resulte admisible como para ser existido. En este ejercicio el existente da cuenta y pone a prueba la verdadera potencia de su pensamiento.