Abstract
El artículo hace una crítica a la visión del hombre que ha sido heredada especialmente desde la modernidad, en la cual se define desde la razón, como el instrumento fundamental a través del cual se ha configurado un modelo de sociedad, de desarrollo y de cultura, desconociendo la dimensión emocional como constitutiva en la conducta humana. En ese sentido recupera los desarrollos realizados sobre el cerebro, especialmente desde las ciencias biológicas, que articulados a las nuevas teorías sobre el lenguaje y los aportes de la antropología filosófica, inauguran un nuevo paradigma para el estudio de la condición humana que, al mismo tiempo, desmitifica la razón otorgándole su justa proporción, el objetivismo y la cultura patriarcal, como lineamientos impuestos por las sociedades hegemónicas, especialmente en los últimos doscientos años. Esto permite reconocer que en la compleja reorganización global las emociones han emergido a través de profundos sentimientos a través de los cuales los pueblos reclaman sus derechos y los poderosos se preparan con nuevas estrategias para afrontar posibles nuevas amenazas que antes no existían.