Abstract
El Rey de la Habana es la metáfora trágica del agotamiento de la Cuba castrista y el tortuoso parto de una nueva realidad social que no acaba de nacer. En las prietas páginas de una breve novela, repletas de violencia, bestialidad, sexo desaforado, heces y descarnada lucha por la vida, Pedro Juan Gutiérrez se erige como testigo de su época y el destino de su patria. Su telón de fondo es una Habana decadente, físicamente carcomida, donde el “sálvese cada uno como pueda” funciona como ley social. Esta obra coloca a su autor entre los novelistas latinoamericanos medulares en la bisagra entre el s. XX y el s. XXI.