Abstract
En este texto estudiamos en qué medida La religión gnóstica, obra de juventud de Hans Jonas, determinó su obra cumbre, El principio de responsabilidad. Por un lado, Jonas habló del existencialismo como un nuevo gnosticismo, pues en ambos movimientos se habla de estar arrojado, de la angustia de vivir, etc. Su propuesta ética es, de hecho, una lucha contra las antiguas éticas verticales, y contra la visión “acósmica”. Sin embargo, algunas de las ideas gnósticas le sirvieron a su vez de inspiración para el desarrollo de conceptos clave de su principio de responsabilidad: el “retrato eterno” ante el que la humanidad debe mirarse al espejo; la extralimitación del poder propio como causa de la debacle; el temor como “primer deber”; etc. El modo de alcanzar nuevas éticas que respondan a los retos del futuro debe pasar –como en el caso de Jonas– por redescubrir imaginarios alternativos al occidental, que nos inspiren y nutran con conceptos hoy olvidados.