Abstract
El autor se pregunta por el sentido de la religión en nuestro mundo, en la Modernidad. Nuestro mundo —el moderno— se caracteriza por la libertad en el núcleo del ser humano, la razón crítica como el árbitro de lo que hay que afirmar o no, y la historia, el proceso, el dinamismo visto en el corazón de la vida humana y la sociedad. Pero, más que nada, la Modernidad mundializada siente una creciente necesidad de estar en diálogo con quienes piensan de modo diferente a nosotros. Esta necesidad de diálogo nos interpela agudamente cuando, como en el caso de la religión, el diálogo debe versar sobre cuestiones cruciales en la comprensión que el ser humano tiene de sí mismo y de su entorno.