Abstract
La noción de teología natural es clave dentro de la obra de Agustín que, en tanto romano formado a partir de las coordenadas del canon clásico, construye dentro de su obra los dispositivos necesarios para dar entrada legítima, aunque parcial, a elementos grecorromanos que habrán de orientar su propia argumentación en el territorio de las letras cristianas. El octavo libro de su tratado _La ciudad de Dios_ nos permite observar la extracción de aquella noción de su ámbito de procedencia, especialmente los textos de Varrón y Cicerón, que tienen a su vez sus antecedentes en la tradición filosófica académica y estoica, su adaptación al horizonte de significado bíblico-cristiano y su uso interesado dentro de este. La operación llevada a cabo por Agustín nos deja entrever su conocimiento y capacidad de manipulación de la tradición letrada romano-republicana, además de ciertas concepciones procedentes de la vulgata doxográfica vigentes en su contexto, tales como las de “escuelas” y “sucesiones” filosóficas. Nos interesa enfocar, sobre todo, los juegos de amalgamas y corrimientos semánticos que ensaya Agustín sobre el perfil de Sócrates, con unos fines muy puntuales, y que nos llevan a observar, asimismo, la circulación de ideas en el espacio romano del norte de África, para el cual disponemos de algunos antecedentes de interés, como los textos de la apologética en lengua latina de Tertuliano y Minucio Félix, entre los siglos II y III.