Abstract
Los monólogos interiores en “Escuchad la Voz” de Franz Werfel constituyen verdaderos momentos de introspección y reflexión profundas del protagonista, mensajero de la salvación para la humanidad. El monólogo es un elemento de comunicación directo de Jeeves, el personaje principal, con el lector, a la manera de un intercambio oral transmitido al interlocutor. La encarnación del mesiánico Jeremías en un personaje contemporáneo trae consigo el poder de la redención, ya que aunque el héroe trágico debe morir, nos entrega la vida a cambio para restaurar el orden. Nadie duda de la grandeza de Werfel, quien se diferencia de otros autores por comprender al ser humano desde lo profundo de su corazón. El texto que Werfel recrea advierte que “las cuestiones profundamente humanas son perennes y requieren, para su inteligencia y recreación, de fuentes igualmente perennes”. En “Escuchad la Voz” el soliloquio se constituye en una leve y sutil trama básica sobre la que se desarrollan las imágenes e ideas de la vida espiritual, y a partir de allí, el lector puede percibir claramente lo que atraviesa por la mente de Jeeves.