Abstract
Los riesgos que conlleva el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) desatan múltiples distopías, siendo su aplicación en el ámbito de la Seguridad y la Defensa uno de sus aspectos más controvertidos. A pesar de las numerosas llamadas de atención de diferentes actores gubernamentales, no gubernamentales e interestatales, los Estados afrontan el desarrollo de los Sistemas Autónomos Letales (SALAS) de forma diferente en función de sus intereses, su cultura y sus valores éticos, frecuentemente, ante la ausencia de una clara legalidad internacional. Es en este entorno geopolítico, donde los principios y valores occidentales que antaño fueron guía en la esfera mundial y que en la actualidad se encuentran cuestionados y eclipsados por una realidad propia de un mundo diferente, en el que las Naciones Unidas tratan de alcanzar acuerdos que regulen el desarrollo de los SALAS y limiten el riesgo de que las máquinas pudieran escapar al control de los seres humanos.