Abstract
En el primer apartado del presente artículo busca evidenciarse la importancia del cuerpo en la práctica política a través del estudio de la antinomia vida-política, que desemboca en la configuración del Estado moderno. En este, el cuerpo individual padece sufrimiento y dolor como resultado de la lógica política de dicho contexto, cuyas estrategias se solidifican mediante las técnicas de poder denominadas anatomopolítica y biopolítica. Posteriormente, se reflexiona sobre el dolor como práctica de dominación política del gobierno neoliberal sobre la corporalidad del sujeto a través de la lógica del hacer vivir dentro de lo que se concibe como el ejercicio de la normalización. Esta última se consigue a través de la vigilancia jerárquica y la sanción normalizadora, que, en oposición a Marx, Foucault no localiza en el Estado sino en la microfísica de poder. Ello permitirá concluir con la invitación a repensar la anatomopolítica como aspecto fundamental de la política y los sujetos y sujetas que la constituyen.