Abstract
El neoplatonismo da un giro significativo cuando Jámblico integra a su doctrina una perspectiva mística basada en los _Oráculos Caldeos_. Esta recopilación de fragmentos, que se remonta al zoroastrismo babilónico, surgió en la civilización helenística y ganó relevancia como textos herméticos entre los filósofos a partir del siglo II. Para Jámblico, la preocupación neoplatónica sobre la posibilidad de un retorno al Uno se aborda no tanto a través de una filosofía puramente abstracta, sino mediante una sabiduría filosófica iluminada por la práctica teúrgica. Jámblico afirma la legitimidad de los ritos detallados en estos textos hieráticos, sosteniendo que fueron inspirados por Dios mismo a Juliano. Siriano y Proclo desempeñan un papel crucial en la preservación y transmisión de este legado. Al heredar las enseñanzas de Jámblico, no solo consideraron este enfoque teúrgico como un elemento cuasi refundacional del neoplatonismo, sino que también introdujeron sus propias contribuciones a su desarrollo. Además, actuaron como los intermediarios a través de los cuales estas doctrinas llegaron al autor del _Corpus Dionysiacum_. En este punto, Dionisio Areopagita entra en escena. Él revitaliza el concepto de teúrgia, aunque –como este trabajo tratará de demostrar– su intento de integrar el neoplatonismo con el cristianismo refleja un retorno a la interpretación original de la teúrgia por parte de Jámblico. Las doctrinas de Dionisio proporcionan una base sólida para que él sostenga que los ritos cristianos instituidos por Jesús –siendo realizados por Dios mismo, en y a través de su propia persona– son doblemente verdaderos. Por lo tanto, estos ritos conducen ciertamente a la _theosis_, el único medio para lograr la unión del alma con el Dios cristiano.