Abstract
Las expresiones de atracción sexual en espacios públicos, generalmente llamadas “acoso callejero” o “piropos”, plantean muchas preguntas, sobre todo de índole jurídica, sociológica y moral. En el presente texto me centraré en la cuestión de la valoración moral. Para ello, presentaré tres posibles actitudes frente a las expresiones de atracción sexual en espacios públicos –una positiva, una neutral y una negativa– y argumentaré a favor de la tercera: entenderé tales manifestaciones de atracción sexual como comportamientos moralmente reprochables. Además, intentaré mostrar que el rechazo de este tipo de expresiones de atracción sexual no nos lleva a una pendiente resbaladiza que termina en la denegación de cualquier intento de establecer contacto con una persona. Al contrario, pretendo mostrar que hay un criterio para distinguirlas de otras formas de interacción.