Abstract
Si el ser humano es un "ser de encuentro", el proceso de formación de niños y jóvenes ha de centrarse en torno al acontecimiento de encuentro. Al cumplir las exigencias que plantea, se descubren los valores y las virtudes. Al experimentar los frutos que reporta, se descubre el ideal auténtico de la vida, que es el "ideal de la unidad". A la luz que desprende este ideal, descubrimos por dentro lo que son e implican las vertientes básicas de la vida humana: la libertad interior o creativa, el sentido de la vida, la creatividad, el pensamiento relacional, el lenguaje y el silencio, la afectividad... En la actualidad, el método formativo más adecuado es el que tiende no tanto a "enseñar" contenidos cuanto a "ayudar a descubrirlos"