Abstract
En este artículo se explica el papel educador de la sociedad en la adquisición de la virtud desde la perspectiva aristotélica, teniendo en cuenta el análisis que realiza sobre estos temas Gadamer en sus obras Verdad y Método I y II. Este autor destaca la peculiaridad de la razón práctica que, a diferencia del modo de operar de la ciencia teórica, tiene como objeto el hecho fáctico. En el trabajo se analizan, en primer lugar, los aspectos en los que la ética aristotélica constituye un aporte para el problema hermenéutico, particularmente en el caso de la aplicación, pues la ética pone de relieve la tensión entre lo general y lo particular y hace necesaria la aplicación de la ley a la situación concreta, lo cual constituye en cierto modo una corrección de la ley. Junto con esto se afirma la necesidad de comprender esta racionalidad práctica dentro de un contexto de ideal de vida, que supone un análisis teórico de lo que es el bien del hombre. El examen del capítulo 9 del libro X de la Etica a Nicómaco sugiere interesantes indicaciones acerca de la educación de la virtud que no se pueden llevar a cabo sino a partir de un sustrato virtuoso, pues el hombre que no practica la virtud, sólo podrá vivirla por la coerción de la ley, pero sin conseguir de este modo el verdadero hábito por el que no sólo practica la virtud, sino que ésta constituye en el sujeto como una segunda naturaleza. Sólo se consigue mover a la práctica de la virtud cuando ya existe una inclinación favorable a ésta la cual se consigue fundamentalmente por la educación y por el papel de la ley que dispone favorablemente al hábito por medio de la costumbre.