Abstract
Es de notar desde e] principio la actitud afirmativa, superadora, en la filosofía de Nietzsche y su mediación para sentir y crear bellamente, pues él se toma en serio el problema de la estética, como la actividad propiamente metafísica, en sentido schopenhaueriano. Aquí referimos nuestra meditación al aforismo 276 de El Cay saber «Quiero aprender cada vez más, a ver lo necesario como bello en las cosas y así seré uno de los que embellecen las cosas. Amorfati: que esto desde ahora esté en mi amor. No quiero acusar, tampoco quiero acusar al acusador. ¡Mi única negación sea a~adar la mirada! Y de una vez y en grande, quiero en todo momento no ser más que un hombre siempre afirmativo.» También, en Así habló Zaratustra 1, muestra Nietzsche bella y estimulante la admiración ante la necesidad: «Oh voluntad, cambio de toda necesidad! ¡tú, mi necesidad. Resérvame para una gran victoria!» Lo que acontece necesariamente, lo que se nos impone por la fuerza de las cosas, que no puede ser cambiado en sí mismo, abre sin embargo una posibilidad de diferente actitud en el modo de vivirlo y quien vive conscientemente lo inexorable puede «ver lo necesario como bello en las cosas». Es el desarrollo de su primera actitud científico filológica, cuando este joven profesor quiere expresar lo más hondo de la cultura griega en El nacimiento de la tragedia, donde manifiesta su profundamente sentida admiración por la vida y la cultura del pueblo heleno, en los últimos párrafos, con las palabras del extranjero que exclama: «cuánto tuvo que sufrir este pueblo para haber llegado a ser tan bello». De este modo, belleza y sufrimiento se hacen constitutivos de la vida trágica como puede ser afrontar con elevación, imprimiendo un bello sentido a cuanto la necesidad nos impone