Abstract
El margen práctico con el que se hace la defensa de los cristianos en tiempos de persecución comporta un aspecto significativo del pensamiento de Atenágoras, en el que descansa toda la aprobación para con los seguidores de Cristo. Sin embargo, se carece de estudios reflexivos respecto de una praxis cristiana como argumento apologético en este ateniense, estudios que transitarían desde un enfoque dogmático del cristianismo a uno más operativo. De aquí que, criticar la tradición religiosa de sus contemporáneos, procurar una vida pura y colaborar con la paz del imperio, implican un ideal ético en términos de crítica y de adhesión paradójicas que caracterizan al cristianismo de los primeros siglos.