Abstract
El interés del debate es poner al descubierto los límites inmanentes de la civilización liberal como fuente de ideas para la filosofía moral. El derrumbe del socialismo pareció darle la razón al liberalismo, no obstante la crítica continuó, desde su propio terreno, por parte de los comunitaristas. Éstos le critican sus efectos de desintegración social y de encubrimiento ideológico para la cruda realidad que le toca vivir al individuo en la sociedad de mercado. Tres son los puntos criticados: el individualismo, el formalismo moral, y la indiferencia ante el arraigo comunitario de la vida humana. Sin embargo el liberalismo tiene un punto fuerte: hace más viable la búsqueda de formas de relación humana transnacionales e interculturales, donde el reconocimiento recíproco resulta más equitativo, pues salva al estado democrático de derecho sin sacrificar el pluralismo cultural.