Abstract
El convencimiento de que a finales de la Edad Media las paredes eran decoradas con pintura al seco, realizada con temple, más o menos graso, olvidando la técnica de pintura al fresco utilizada habitualmente por los romanos, es algo admitido para toda la Europa Occidental. Textos como el Libro dell´Arte de Cennino Cennini nos hablan de su recuperación por los iniciadores del Renacimiento italiano como el Giotto; desde allí se expandirá la técnica a todos los países europeos.Sin embargo, en los monumentos hispanos con iconografía de tradición islámica se siguen realizando decoraciones al fresco hasta el siglo XV. En busca de explicaciones a esta excepción, en este artículo se buscan las fuentes de esa tradición técnica, analizando ejemplos de pintura mural ibera, romana, islámica y «de lo morisco» o mudéjar. El estudio se centra en los materiales utilizados, incluso con analítica de laboratorio, en paralelo con los motivos estilísticos que se encuentran en cada época