Abstract
Una plausible identificación entre las mujeres y el mal en el imaginario moral, podría interpretarse dando por hecho que la aplicación del predicado «es el mal» a «la mujer» sólo nos indica que la mujer es un caso entre otros de lo que se podría denominar «la alteridad como mal». La hipótesis que voy a sostener, por el contrario, es que el caso de la mujer es especial y singular y que, en realidad, es el caso general del que cualquier otro es subsidiario y particular; que, en otras palabras pensar en la mujer y el mal nos ayuda a interpretar la alteridad pero no porque sea un ejemplo entre otros, sino porque hace patente y explícita la estructura profunda de la concepción y la construcción de la alteridad.