Abstract
Sostendremos en este artículo que las palabras, lejos de ser un obstáculo a remover en su impulso racionalista, como se deduce de los análisis de Stuart Hampshire o de David Savan, son dentro de la filosofía de Baruch Spinoza un problema no sólo metodológico sino político de primer orden. Las palabras no sólo dan morada al sentido y al sinsentido comunitarios, sino a la misma verdad, a la vez que su análisis a lo largo de la obra del filósofo holandés permite visualizar con claridad el orden político favorecido por el autor: un orden de comunicación que se contrapone a la existencia de una autoridad arbitraria, encargada en términos monopólicos de la definición histórica del sentido y del contenido de la verdad, al interior de la comunidad