Abstract
Este artículo busca demostrar que, para Kant, aun cuando los humanos solo tenemos deberes indirectos en relación con los animales no humanos, esto basta para fundar una sólida defensa de su bienestar y cuidado como seres sintientes. Para ello, abordaremos la _analogía_ que Kant establece entre la naturaleza animal y la naturaleza humana, y veremos cómo la sensibilidad humana –mediante los sentimientos de compasión y simpatía– es fundamental al momento de cumplir con nuestro deber indirecto de velar por el bienestar animal.