Abstract
El pensamiento del autor [Francisco Romero], orientándose en la dirección fenomenológico- axiológica y espiritualista de Husserl, Scheler, Hartmann y también de Ortega, quiere alcanzar una visión propia del hombre; bien que por la misma limitación del método fenomenológico adoptado, su indagación se detenga casi exclusivamente en la actividad y manifestaciones del hombre, en su aparecer más que en su ser estrictamente tal. He aquí, resumida suscíntamente, la obra. Lo que constituye al hombre es la intencionalidad: la polaridad sujetoobjeto. Tal carácter intencional se revela ante todo en el conocimiento y, dentro de éste, principalmente en el juicio. La intencionalidad volítiva o afectiva se estructura bajo la dirección de la intencionalidad cognoscitiva, a la que Romero confiere la supremacía. A medida que se perfecciona la intencionalidad, se acrecienta también la individualidad, hasta alcanzar en la intencionalidad del hombre la conciencia de sí. Esta intencionalidad, pre-espírítual, propia y constitutiva del hombre, no es salida o trascendencia perfecta, pues siempre encierra un regreso al operante : es un éxodo para retornar al sujeto. En este punto R. retorna uno de sus ternas favoritos: la cultura, que se constituye también por la intencionalidad, pero en función no de objeto sino de realización de valores. La cultura no es sino la modificación del ser natural por la actividad intencional valorante. R., se detiene en largos análisis sobre la intencionalidad cultural individual y social y sus relaciones, en la díreccíón de H. Freyer y M. Scheler, aunque siempre buscando elaborar una explicación propia.