Abstract

El problema filosófico de la pérdida de la experiencia no solo es relevante en el contexto histórico de Benjamin —la crisis tras la Primera Guerra Mundial y la consolidación del capitalismo industrial—, sino también en el presente. En la contemporaneidad, marcada por la digitalización y la cultura de la inmediatez, se observan similitudes claras con el diagnóstico de Benjamin: la aceleración tecnológica (Rosa, 2016), la fragmentación de la memoria colectiva y la superficialización de las relaciones humanas parecen haber profundizado esta crisis. ¿Es posible aún hablar de experiencia auténtica en un contexto dominado por la inmediatez y la superficialidad? Dado lo anterior, aquí pretendo analizar cómo la modernidad contribuye a la pérdida de la experiencia desde la obra de Walter Benjamin y explorar las implicaciones filosóficas y sociales de este fenómeno. Pues insisto en que el empobrecimiento de la experiencia no se refiere solo a un diagnóstico del pasado, sino una problemática que sigue afectándonos en el presente.