Abstract

A partir de las reflexiones propuestas por Buenaventura en Breviloquium, I, 6, los conceptos trascendentales unidad, verdad y bondad pueden ser pensados como resultado de las diversas relaciones de indivisión interna del ser. Estas “condiciones nobilísimas y generalísimas del ser”, como las llama Buenaventura, son presentadas en el texto a modo de apropiaciones divinas y por esa razón triádica no incluyen en principio a la belleza. Sin embargo, enseguida es mencionada bajo la forma de una correspondencia esencial verdad-belleza. De esta manera, la belleza comporta una cualidad formal intrínseca de la verdad, que le permite transmitir a la percepción tanto sensorial cuanto intelectual la trama íntima de la estructura del mundo. El presente trabajo señala las instancias deductivas y simbólicas de esa belleza participada.