Abstract
El artículo analiza algunas problemáticas centrales de la literatura caribeña, en particular de expresión francófona y anglófona, relacionadas, por un lado, con la falta de desarrollo y el funcionamiento colonial de sus sistemas literarios, y, por el otro, con el problema social, económico y político de la emigración en las Antillas. Como propongo, es la misma condición migrante de la literatura caribeña, en tanto sistema atravesado por el desplazamiento masivo de sus productores, la que en gran parte determina sus motivaciones e intereses, enfocados a la identidad regional (y a la cultura regionalista) de modo recurrente. El artículo indaga, entre otros lugares-comunes (Glissant) del discurso literario caribeño, su estética geográficamente marcada que es enunciada aun desde un locus migrante (distante) con fines descolonizadores, los cuales se vinculan con la tradición anticolonialista, masculina y de sesgo militante del siglo pasado. Luego de una revisión de este legado a partir de dos aproximaciones críticas (Tinsley, Condé), se lee una serie de textos donde se observa la persistencia de la geoestética antillana, como A Small Place de Jamaica Kincaid, los cuales se apropian creativamente del discurso turístico desde una perspectiva geopolítica de resistencia a las dominaciones aún coloniales.