Abstract
Este artículo investiga cómo la conjunción entre fe y razón formaba parte, en la Iglesia de Occidente del siglo V, de la formación exigida a los presbíteros encargados de las comunidades. Este trabajo se articula en tres partes: la primera muestra cómo, en el siglo V, la formación intelectual era un requisito ya tradicionalmente exigido a los candidatos al ministerio ordenado; la segunda expone cuáles eran los estudios humanísticos que ellos podían realizar en su tiempo y, la tercera, trata sobre la formación eminentemente sacerdotal que los preparaba para desempeñar su ministerio en las comunidades que se les confiaban.