Pamplona, Spain: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Cuadernos de Anuario Filosófico 102 (
2000)
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Abstract
En la cúspide del conocimiento humano halla su sede la sabiduría. Un saber que se alcanza en la simplicidad más alta del ser humano, allí donde confluyen todas sus potencias y facultades, no solamente la inteligencia, sino también la voluntad y los afectos. Cualquier clase de conocimiento aséptico respecto de cualquier influencia afectiva o volitiva lleva a una reducción que de manera propia puede llamarse “intelectualismo”. El concepto de razón “pura” es un reduccionismo que conduce a una grave disgregación en la criatura racional, y a la enajenación de su mismo ser. El que no conoce amando y no ama conociendo, ni conoce verdaderamente, ni verdaderamente ama. El conocimiento que compendia estas características antropológicas se denomina “conocimiento afectivo”. En este trabajo se hace una exploración sobre el alcance de este tipo peculiar de conocimiento siguiendo los principios de Aristóteles y Tomás de Aquino.